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¡Madre Mía!

Publicado: 2011-05-25

Hay muchos ataques a Ollanta Humala. Que Chávez, que el Andahuaylazo, que se va a comer a los niños, etc. Sobre lo que no se ahonda mucho -hasta ahora- es en el caso Madre Mía. Imagino que porque podría rebotarle al fujimorismo. Después de todo, las desapariciones de Madre Mía ocurrieron poco después del golpe del 1992, cuando Fujimori era un dictador (según el propio Rafael Rey) y tenía manejo directo de las Fuerzas Armadas. Además, si juzgan Madre Mía tendrían que juzgar varias otras desapariciones de los años 90 y eso no le conviene a la agenda anti derechos humanos del fujimorismo.

Mientras escribía el párrafo anterior, como para darme la contra, apareció un nuevo testigo en todos los medios.

De este nuevo testigo hablaremos en un ratito. Primero, creo que hay que explicar el caso por completo otra vez. Para la justicia, Ollanta Humala no fue el famoso Capitán Carlos que aventaba gente al río. Sin embargo, hay también un proceso abierto en el que se investiga la supuesta compra de testigos en el caso anterior. ¿Muy enredado?

Para contarles el caso Madre Mía recurro a fuentes incuestionables: los periodistas que más han investigado el caso. En orden cronológico, fueron Martín Arredondo, Heidi Grossmann, Edmundo Cruz y Daniel Yovera. Los cuatro son grandes profesionales, reconocidos periodistas e insospechables de fujimorismo. A los cuatro les mandé un correo y tuvieron la gentileza de contestar. Junto, edito y linkeo sus respuestas, ustedes juzguen sus historias:

1. ¿Cómo así te involucraste en este tema?

Martín Arredondo: Para enero del 2006 me había convertido en el caserito del Alto Huallaga. Hice varios reportajes pequeños en esa zona para Panorama. El secreto del éxito estaba en mi amical relación con el corresponsal de esa zona, Amancio del Aguila. Un día me llamó por teléfono para contarme un rumor que recorría las plazas y calles de Tingomaría y Aucayacu. La presencia mediática de Ollanta Humala hizo que numerosos pobladores de un pequeño distrito llamado Madre Mía lo reconocieran como el capitán Carlos de la base militar que ahí estaba. De inmediato lo llamé y de mi bolsillo (eran tiempos de crisis en Panorama) le mandé dinero para que viajara y confirmara el run run. Una semana después me llamó para confirmarme el dato: Ollanta Humala era el capitan Carlos, jefe de la base antisubversiva Madre Mia en 1992.

Heidi Grossmann: Cuando el tema apareció en Panorama, sólo se hizo público que un tal “capitán Carlos” había sido jefe del cuartel de Madre Mía y algunas personas reconocían a Ollanta Humala como tal. El famoso capitán era conocido en la zona por su grotesco modo de actuar: violando los derechos humanos. La historia parecía no tener ningún asidero y obeder a una campaña del medio (canal 5 piloteado por Genaro Delgado Parker) acorde con la posición del gobierno de Alejandro Toledo, contraria a la de Humala. Eduardo Guzmán, director del programa Reporte Semanal, decidió que fuera yo a averiguar qué había de cierto en el tema. A mí me pareció un desperdicio de recursos y esfuerzos, pero la directiva fue: si es real, investiga más. Si no lo es, nos tiraremos abajo esa farsa.

Edmundo Cruz: En vista a las elecciones del 2006, los miembros de la Unidad de Investigación del diario "La República" nos repartimos tareas específicas. Opté por investigar a Ollanta Humala por dos motivos: (a) Porque siendo Humala uno de los candidatos con las mayores preferencias electorales, era sin embargo un desconocido en cuanto a su trayectoria castrense. Se conocía su protagonismo en el levantamiento de Locumba y su respaldo al Andahuaylazo encabezado por su hermano Antauro. Pero aparte de esto, se sabía poco, y él había servido 20 años en el Ejército, en la época de la violencia política y en zonas importantes (b) Para el tema tenía la ventaja de contar con un red de fuentes en ese sector. La misión la asumí en equipo con la colega Elizabeth Prado.

Daniel Yovera: En principio, porque Juan Carlos Tafur -en ese entonces, director de La Primera, en cuya Unidad de Investigación yo laboraba- decidió entrar al tema, pues éste había adquirido fuerza luego de que dos canales de televisión y un diario presentaron denuncias y testimonios importantes. Catherine Lanseros, que era la jefa de la unidad de investigación, me pidió que vaya a Madre Mía, y al llegar allí, pude entrar a otras zonas como Aucayacu, Ramal de Aspuzana, Pucayacu, La Morada, entre otros, y conversar con algunos pobladores que me pudieran ofrecer información adicional a la que ya se había hecho pública. Esto fue entre febrero y marzo del 2006.

Uno de los pobladores de Madre Mía, en el reportaje original de Panorama, reconoce a Humala como "Carlos". Foto: Caretas.

2. ¿Con quiénes hablaste en Madre Mía? ¿Qué te dijeron?

Martín Arredondo: Dos semanas después llegue a Aucayacu. Primero fue un ex soldado de esa base que confirmaba el dato. A él nunca le dije que era periodista. Al dia siguiente, pisé Madre Mía. Los pobladores alrededor de la base reconocían a Ollanta como el capitán Carlos, pero hasta ahí no recibí ninguna denuncia. La cosa empezó al cruzar el río y penetrar la montaña hasta llegar a caseríos lejanos. Ahí empezaron a surgir las primeras acusaciones que hablaban de violencia y abuso.

Dejé mi teléfono para continuar con la historia a la semana siguiente. Una semana después volví a Madre Mía. Entonces conocí a la familia Estela. Don Norvil Estela me reconoció y me invitó a su casa. Con la camara encendida, Don Norvil empezo a detallar como su hijo Hermes Estela Vasquez fue secuestrado por una patrulla de la base de Madre Mia. El mismo fue a pedirle explicaciones a Ollanta Humala por la vida de su hijo. Recuerdo clarito que sus otros hijos que tambien salieron en el reportaje sentían que sus declaraciones eran en vano.

Heidi Grossmann: Cuando ya regresaba de Madre Mía sin haber encontrado a nadie, en uno de los pueblitos conocimos a un campesino que nos contó la historia de Jorge Ávila Rivera, un hombre que sobrevivió a las torturas en el cuartel de Madre Mía. Lo buscamos por toda la zona, hasta que al día siguiente lo encontramos como trabajador en la municipalidad de Aucayacu. Había sido secuestrado junto a su hermana y cuñado acusados de senderistas. Fueron torturados en el cuartel de Madre Mía y vieron directamente a Humala dando las órdenes como jefe del cuartel, era el famoso “capitán Carlos”. Jorge contó que fue depositado en un hueco en la tierra dentro del cuartel, que permaneció ahí varios días y que una noche él, su hermana y cuñado fueron llevados hasta la margen del río Huallaga y allí, uno por uno, los soldados iban disparándoles un tiro en la cabeza. Vio cómo asesinaron de esa manera a su hermana y cuñado, y cuando le tocó el turno a él se lanzó al río y con suerte logró sobrevivir.

Luego encontré a Norvil Estela, padre de un muchacho desaparecido también en la zona y en la fecha en que Ollanta Humala era jefe del cuartel. Él me dio una entrevista en la que contó con detalles cómo su hijo fue sacado de su casa y asesinado a balazos. Él encontró sólo los charcos de sangre luego de su muerte y vio a Humala encabezando el operativo. Norvil estaba muy asustado, me dio la entrevista con muchas dudas, decía que la justicia no servía para nada y que ese hombre iba a ser presidente y se iba a vengar de él por denunciarlo.

Edmundo Cruz: Las primeras informaciones las recogimos en Lima en fuentes militares para conocer la foja de servicios del oficial. Ahondamos la información testigos y fuentes civiles y militares en Tingo María, Aucayacu y Madre Mía. También en Jauja. En base a estas informaciones elaboramos informes sobre violaciones de derechos humanos (caso del asesinato del matrimonio Sulca-Avila, maltratos a Zonia Luis Cristóbal, su esposo e hijos) y formulamos hipótesis sobre cobro de cupos que no llegamos a completar. Fuentes importantes fueron los abogados y asesores de las ONGs que trabajaban en la zona. El caso lo seguimos hasta después de las elecciones. Las fuentes militares incluyeron soldados de la base. Viajamos hasta Iquitos para entrevistarlos.

Daniel Yovera: Con vecinos de la base militar, de puestos de tiendas, docentes del colegio. Las versiones eran dinstintas, algunos decían que Ollanta Humala sí era el 'Capitán Carlos', otros que no.En Madre Mía no obtuve los mejores testimonios, sino en La Morada y otros dos pueblos lejanos más. Recuerdo que uno de los campesinos de un caserío ubicado en una montaña me confeso haber sido "traquetero" y, en los años 90, haberse dedicado a la venta de pasta básica. En esas circunstancias -me contó- conoció al 'Capitán Carlos' (a quien identificó como Ollanta Humala), pues fue detenido por un grupo de soldados de la base y requisada su carga de droga.

Jorge Ávila reconoce a Humala ante Caretas. Luego se compró una mototaxi.

3. ¿Cuál es la versión actual de las personas con las que hablaste?

Martín Arredondo: Los partidarios de Humala respondieron diciendo que la denuncia era un bluff, entonces llamé a Norvil Estella. Indignado me dijo: Usted está en Lima, mi familia esta acá en Aucayacu. Todos me miran mal. Ya no quiero saber más de este tema. Mi hijo esta muerto y ya nadie me la va a devolver. Déjeme en paz.

Volví a llamarlo cuando el caso se archivó. Norvil, que era diácono de la parroquia de Aucayacu, me dijo que desde Huanuco, la Iglesia Católica, había ordenado que no se metiera más en ese tema y que lo mandarían a Centroamérica.

A muchos de los pobladores que llegaron a Lima diciendo que todo era mentira, los había entrevistado reconociendo a Ollanta Humala y sus abusos. Allí aprendí que en periodismo siempre hay que guardar los masters (originales) de las grabaciones. Siempre.

Heidi Grossmann: Jorge Ávila fue muy valiente al dar su testimonio como lo hizo. Su hermana, que vivía ya en Lima, formalizó la denuncia junto a la CNDDHH. Sin embargo, días después Jorge llamó al canal sumamente asustado y me dijo que estaba siendo amenazado. Unos hombres le exigían que retire la denuncia o iban a matarlo. Hicimos entonces otra nota en el programa denunciando el acoso a Jorge, pero luego perdimos contacto. Semanas después vi en un diario que Jorge había retirado su acusación de la justicia y que, siendo un hombre muy pobre, acababa sorpresivamente de comprarse una mototaxi.

Su hermana en Lima gritaba que lo habían amenazado y pagado para que se desdijera, y ella continuó con la acusación, pero por la falta del testimonio de su hermano el caso no prosperó. La última vez que la vi ella seguía batallando en el Poder Judicial intentando obtener justicia para la desaparición de su hermana y cuñado. Eso fue en el año 2007. Ese mismo año me citaron como testigo, asistí y mi impresión de lo sucedido fue terrible porque el fiscal parecía el abogado defensor de Humala. Hice un post en mi blog contando todo.

Edmundo Cruz: Llegamos a reportar casos de testigos que modificaron sus declaraciones iniciales lo que dio lugar a un proceso sobre presunta compra de testigos que se prolongó y fue seguido por los colegas de la seccion judicial del diario.

Daniel Yovera: No he vuelto a hablar con ellos. Hace dos meses conversé con los deudos de los esposos Natividad Ávila y Benigno Sulca (asesinados en Madre Mía) a propósito del juicio que se les sigue a quienes presuntamente sobornaron al sobreviviente Jorge Ávila Rivera para que este se rectifique y retire sus acusaciones contra Ollanta Humala. Pero a estas personas no las había ubicado en el año 2005. De modo que fue el primer contacto que tuve con ellos.

Foto de La República. Si encuentran una versión más grande, avisen.

Y esta es la historia.

Como ven, los testigos fueron varios, los periodistas hicieron bien su trabajo, compitiendo entre sí, y llegaron a las mismas conclusiones. La investigación periodística fue bastante completa y exhaustiva: primero se reconoció a "Carlos", luego se obtuvo testimonios de las víctimas y finalmente se cruzó con fuentes militares. A estas alturas es poco lo nuevo que la prensa puede investigar sobre el tema.

Sin embargo, judicialmente el caso se archivó porque los testigos cambiaron de versión. Esto ha dado lugar a un nuevo proceso, el de compra de testigos, que también amenaza con llegar a ningún lado. En este contexto ha salido el nuevo testigo, el de hoy.

Como se dice en Prensa Libre este es un nuevo testigo, poco menos que sacado de la manga y que ni siquiera estuvo en Madre Mía en 1992, cuando Humala estuvo destacado en la zona. De hecho, ninguno de los periodistas que colaboran con este post lo mencionan. Por cierto, este testigo fue arrestado por liderar una banda de asaltantes en Tingo María.

El caso Madre Mía es irónico y triste por varios motivos: 1. Remover mucho el caso podría estallarles por la culata a los fujimoristas defensores de la impunidad de los militares, especialmente, como ya dijimos, en un caso de 1992 bajo el comando de un dictador (como el mismo Rafael Rey admitió). 2. Es irónico que se acuse a Humala de ser simpatizante de Sendero cuando cometió abusos muy graves precisamente luchando contra Sendero. Habría que pedir un poco más de consistencia a sus opositores. 3. Ojalá se revisaran así los miles -repito: miles- de casos de abusos militares registrados por la CVR, pero eso no va a suceder. 4. Incluso tapándose los oidos ante los testimonios brutales de las actitudes de "Carlos", uno podría decir, al mejor estilo de Giampietri, que, bueno, era una situación de guerra, en pleno Alto Huallaga, que habría que haber estado allí para entender. Incluso con esa actitud cínica, queda el aliento a corrupción en los súbitos cambios de versión de los testigos. 5. Lo más irónico es que lo único que los humalistas podrían responder con honestidad sería, al estilo Jorge Trelles, "nosotros matamos menos".

Triste elección, la de este 5 de junio.


Escrito por

Marco Sifuentes

Periodista peruano.


Publicado en

el útero de marita

no morirarararará